A 40 años de Mar del Plata 78, la antesala de Rusia 2018.
Por Vito Amalfitano
La perspectiva de la Copa que viene desde una ciudad orgullosamente mundialista, que registró varios hitos para recordar. Pese al contexto de terror de aquel tiempo.
La vida es eso que pasa entre Mundial y Mundial. Puede parecer una exageración, pero el fútbol es parte de la cultura de nuestro pueblo. Como de la mayoría de los pueblos del orbe, pero más.
Millones de argentinos no pueden negar que dividen sus recuerdos y programan sus proyectos con los mundiales como mojones. Incluso los gobiernos, las oposiciones, la vida política del país, tiene en cuenta especialmente el antes y después del Mundial. Quizá en estos tiempos convulsionados mucho más. Se decía en el Brasil 2014. Se repite ahora. Después del Mundial arranca la campaña, la carrera presidencial. Todo se adormece en torno a la pelota y vuelve a despertarse cuando para de rodar. A veces los momentos se aceleran si la Selección queda eliminada antes, lo que afortunadamente no pasó en la anterior Copa del Mundo y ojalá tampoco en esta.
Esperamos un Mundial “de 7 partidos”, y que Argentina llegue al choque final del 15 de julio en el Luzhniki Stadium, a las 12 del mediodía de nuestro país, en Moscú. La misma ciudad donde la Selección iniciará su nuevo sueño mundialista, pero en otro escenario, el Spartak Stadium, el sábado 14 de junio a las 10 de la mañana ante Islandia.
La vida es eso que pasa entre Mundial y Mundial. Y nos programamos con la Copa en el medio.
El suplemento aniversario de LA CAPITAL llega a pocos días de Rusia 2018, y también cuando se cumplen 40 años del Mundial 78. Mar del Plata es una de las ciudades mundialistas. Un privilegio que deja una marca en la historia. Más allá de las circunstancias tenebrosas que se vivían por aquellos días en Argentina.
Aquí se jugaron nada menos que 6 partidos de Copa del Mundo, apenas uno menos que los 7 que se jugarán en San Petersburgo, la segunda ciudad de Rusia, la segunda sede más importante de este Mundial del futuro.
El suplemento es eso, un viaje del pasado al futuro a través de los mundiales. Una recorrida nostálgica por lo que vivimos cada uno de los que asistimos al estadio Ciudad de Mar del Plata de aquellos días, hoy el José María Minella. Las historias para contar de aquellos partidos.
La camiseta de Kimberley está en la FIFA, no la sacaron porque aquí tocó que el Mundial se juegue durante una dictadura.
La camiseta de Kimberley en el Mundial. La camiseta de Mar del Plata en la historia de las Copas del Mundo. Se cumplen 40 años.
Paolo Rossi “nació” como goleador mundialista en Mar del Plata, y cuatro años después se consagró campeón del mundo con Italia en España. El y toda la Italia futbolera guardan un recuerdo imborrable de nuestra ciudad.
Todo eso está en la historia del fútbol. Independientemente de lo que pasó, y que tampoco olvidan ni olvidamos. Como los que éramos pibes y nos apretamos como nunca en el estadio en ese Italia 2 – Francia 1 que abrió la sede.
Separar sin olvidar es la cuestión. Dividir los tantos aunque sin soslayar lo que nos atravesaba. Y que también está reflejado en este suplemento con todas sus aristas. Los holandeses que acompañaron la ronda de Madres de Plaza de Mayo, la anécdota de Hebe de Bonafini que grafica como ninguna la contradicción que nos provocó ese Mundial a todos los argentinos.
Separar sin olvidar es la cuestión…
Lo cierto es que aquí los tanos celebraron/celebramos esa victoria inicial con Francia…Los marplatenses recordamos que aquí se convirtió el gol más rápido, el de Lacombe… Sonreímos con el gol que se perdió Cardeñosa, nos asombramos con el que no le convalidaron a Zico y con el muñeco quemado de Coutinho. Y nos guardamos para siempre la imagen de la camiseta de un equipo de la ciudad en un partido de Mundial.
El orgullo de ser ciudad mundialista, más allá de los días tenebrosos que vivíamos los argentinos. Una bocanada de alegría fue la concurrencia popular al estadio Ciudad de Mar del Plata. En el Italia – Francia del 2 de junio del 78 se registró la mayor concurrencia en lo que luego sería el Minella.
Cuarenta años también de la primera vez de Argentina campeón del mundo, con Mario Kempes figura y goleador y Daniel Passarella gran capitán. Sin dejar pasar el contexto, pero también sin dejar de valorar el logro que marcó un antes y un después en la historia de nuestro fútbol.
A partir de aquel Mundial del que se cumplen 40 años dejamos de ser “campeones morales” para pasar a ser candidatos naturales siempre. En el medio pasó nada menos que el más maravilloso jugador de la historia, Diego Maradona, y el título del 86, y el gol a los ingleses, y el relato inolvidable de Víctor Hugo.
Aun hoy, después de un 1-6 contra España y con todas las incertidumbres que provocan un fútbol argentino sin proyecto, igual anidamos una esperanza, por contar con Lío Messi, el denominado mejor jugador del mundo que buscará revalidar esa condición en Rusia, y por la herencia, por el legado, por lo que nació en aquel junio del 78.
Desde aquel estadio Ciudad de Mar del Plata, hoy Minella, más desbordado que nunca; desde aquel Monumental lleno de papelitos pese a Muñoz; a este estadio Luzhniki, el de la inauguración del Mundial del futuro, y el Spartak Stadium, donde comenzará a anidar el sueño del equipo de Messi. Un viaje por los mundiales, un viaje por el fútbol, un viaje por la vida.
@vitomundial